Por Nicolás Ferrera

Sentimiento latinoamericano

“Una de las cosas que perdimos en Caseros, fue la costumbre de escribir y pensar como latinoamericanos. Bolívar, San Martín, Artigas, Moreno, Monteagudo, Rosas, etc. todos escribían y opinaban como americanos. Después de la caída de Rosas eso se terminó: como semicolonias, los países perdieron ese sentido americano.”
John William Cooke

jueves, 6 de mayo de 2010

Facebook en español: un ejemplo del nuevo orden comunicacional

(Por Nicolás Ferrera)

Como se había mencionado en la introducción de este trabajo, el FB cuenta con una traducción al habla hispana y desde principios de 2008 se encuentra en el contexto de las sociedades latinas. La transcripción fue hecha por 1500 usuarios que formaron parte del proyecto de traslación del ingles al español en no más de cuatro semanas.

En una nota publicada en el blog “Argentina Experimental”, Martin Varsavsky brinda mas detallas sobre este proceso: “la traducción en sí fue hecha por un sistema de votaciones sobre la calidad de traducción desarrollado por Facebook que me pareció fantástico en el que muchos beta testers proponíamos opciones y los miembros de la comunidad de testers votaban las que le parecían mejor en castellano y estas quedaban como la traducción oficial”.

El hecho de la inserción del Facebook al castellano y sus diferencias con el Facebook norteamericano hace pensar en una nueva sociedad donde los medios adoptan la forma que los individuos deciden moldear para satisfacer las necesidades variadas y, por otro lado, para crear la interacción entre medio/persona, dejando atrás la relación persona/persona.

Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, confirmó que más del 60 por ciento de los usuarios viven fuera de los Estados Unidos, explicando la importancia que tiene la existencia del FB español. El joven empresario norteamericano de 29 años ha entrado en la historia del mundo cibernético al crear junto a sus compañeros de Harvard la red virtual más relevante de estos últimos tiempos.

La hegemonía cultural que producen las comunicaciones del imperio yanqui están produciendo un efecto contrario en los países de América Latina. La desmonopolización se esta consolidando en la mayoría de los pueblos y los aires de libertad vuelven a soplar en la Gran Nación Austral. El éxito de Facebook como empresa esta en la imposición comunicacional, irrumpiendo en la vida de las personas y transformando su visión del mundo, recortando las posibilidades de empresas nacionales que se derrumban junto a la economía del país.

Latinoamérica: destinatario de los efectos residuales de la globalización

(Por Nicolás Ferrera)

La versión hispana del Facebook es la consecuencia del acatamiento a la doctrina del “dios globalizador” que reside en todo el mundo pero que atiende en Estados Unidos, líder del avasallamiento comunicacional corporativo y capitalismo centralizador que se reproduce en todas las esferas de la posmoderna “aldea global” que acuñó Marshall McLuhan y que cobra sentido en nuestros días.

Pero la historia latinoamericana no siempre estuvo bajo el yugo norteamericano, al menos en la ideología libertaria y revolucionaria de aquellos que impregnaron estas tierras con una mirada netamente autóctona e independiente para formar ejércitos de intelectuales que expresaron el sentir de la Gran Nación Latinoamericana.

Mario Casalla es un ejemplo de los pensadores que tienen una visión latinoamericanista libertaria, y en su libro “Identidad, culturas, ciencia y tecnología” hace una distinción importante para comprender el poderío norteamericano encumbrado en la globalización sobre los países del sur de América: sometidos al nuevo dogma del capitalismo “modernización y progreso”.

La modernización, tras la frustrada liberación latinoamericana y los golpes de estados en los 70 que configuraron el mapa reaccionario de Estados Unidos en la región con la posterior llegada de la ola privatizadora de los noventas, se ha transformado en un eslogan y un modelo para “salir del atraso”. Lamentablemente, muy lejos de ser así, esta premisa se ha vuelto en contra del progreso de nuestros pueblos, profundizando aún más las diferencias sociales como una daga que se clava en el pecho de la libertad.

Casalla es determinante: “La modernización se transformo, de a poco, en el instrumento y en el objetivo. (…) Cambiar dejo de ser algo que pasaba por la “revolución” o la “rebelión”, o por su equivalente histórico en el Tercer Mundo: la “liberación”. Cambiar ahora es “modernizarse”. Las comunicaciones en latinoamérica están sufriendo un proceso de descentralización, donde grandes grupos económicos poseen el espectro comunicacional de un país y hacen negocios con ellos. Es por eso que la lucha recién empieza.

Esa lucha debe darse en el seno de un proyecto nacional, entendiendo que nuestras necesidades y proyecciones futuras difieren de las planificadas por Estados Unidos y la gran comunidad global; “diferentes son las causas de nuestro atraso y diferentes los caminos de nuestro progreso”, asegura Mario Casalla con total razón y lucidez. De lo que se trata ahora es de emprender nuestro propio camino, librar nuestras propias batallas en nombre de lo que realmente necesitamos: un proyecto unificador en América Latina, lejos de la segmentación a la que nos induce el armamento tecnológico.

Los países de la extensa América Latina están frente a una oportunidad histórica como nunca antes. La entrada a los 200 años como Gran Nación libre no deben ser en vano, y es una excelente oportunidad para pensar y delinear un trabajo conjunto entre pueblos para elaborar un proyecto de comunicaciones autóctonas, realmente independiente, resaltando la cultura que durante siglos dieron forma al paraíso latino, que supo restablecerse una y otra vez al infierno que Washington tejía desde las sombras y, en suma, para dejar de absorber los efectos residuales del imperio.

Un proyecto común autóctono en el sube y baja de la injusticia

(Por Nicolás Ferrera)

Sin embargo, elaborar y consolidar un propósito solido que defienda nuestras raíces en la región siempre ha sido una piedra en el camino. Las dictaduras, sustentadas con los medios de comunicación y con el visto bueno de Estados Unidos, han derrumbado todo sueño de libertad y prosperidad nacional durante la mitad del siglo XX; por eso, el momento que vivimos es histórico, porque se cuenta con gobiernos latinoamericanos que buscan el progreso de sus pueblos en lo autóctono.

¿Qué es lo que debe tenerse en cuenta para no volver a tropezar con la misma piedra una y otra vez?. La respuesta que cae de madura es la conciencia: entender que en las sociedades post industriales el reparto de la tecnología, las comunicaciones y todo el progreso que estas generan son de manera dispar. Como se explica en el texto anterior, somos destinatarios del efecto residual de la globalización.

Lo que debe tenerse en cuenta entonces es que los elementos de la doctrina “modernización y progreso” establecen disparidades en la esfera económica/social. Mario Casalla enumera alguna de ellas: unificación espacio/temporal del planeta, cambios sustanciales en las relaciones productivas y laborales, alteración continua de usos y costumbres sociales y personales, nuevo orden económico y político internacional, todas en pos del beneficio imperialista. En nuestra región, el Doctor en Filosofía traduce estas diferencias como debilitamiento de los espacios y culturas nacionales, creciente angustia social e individual ante lo acelerado del cambio, aparición de nuevas clases sociales y mayores distanciamientos entre las existentes, devastación ecológica y nuevas carencias en áreas de insumos denominados críticos.

Reconociendo nuestras fallas del pasado y pensando en el futuro, el primer paso del proyecto nacional está dado, lo siguiente es elaborar pautas conjuntas con la sociedad, quienes serán los destinatarios de las nuevas políticas comunicacionales. Casalla sentencia que “en un proyecto nacional se conjugan (…) tres cosas: lo que esa dirigencia formula; aquello que el pueblo vividamente desea y lo que es posible realizar”.

Como en la fabula del banquete tecnológico universal, Latinoamérica parece ser el “convidado de piedra” a la gran fiesta del progreso, la modernización y el avance tecnológico que nos muestra la “ciudad global”, anfitriona de la distancia entre el primer y el tercer mundo. Sin embargo, es un detonante más para generar movidas locales que apunten a la liberación de la comunicación, y el proceso de sanciones de leyes de medios que descentralizan los monopolios en la región es un buen síntoma de cambio y endereza el barco hacia un mismo lugar: un proyecto nacional.

Latinoamérica tiene un futuro lleno de desafíos de independencia en todos los ámbitos, pero si de comunicación se trata, los primeros pasos están dados. Las variadas formas de la cultura latinoamericana son como ese arcoiris que decora el horizonte, con distintos colores que al juntarse cobran identidad y se alimentan uno de otros para consolidar una idea común, muy lejos de aquel sol que brilla hegemonicamente en el cielo, como Estados Unidos lo hace desde el norte.

Globalización o populismo: El dilema de América Latina

(Por Nicolás Ferrera)

Desde hace tiempo que Latinoamérica está inmersa en un proceso de retomar sus raíces, que ha sido bautizado como “populismo”. De esta manera, los gobiernos de Hugo Chavez en Venezuela, Cristina Kirchner en Argentina, Lula Da Silva en Brasil y Evo Morales en Bolivia son reconocidos como populistas, en comparación con aquellos estados de la Latinoamérica de posguerra, donde el estado tenia plena intervención en la economía, retomando las políticas nacionales y brindándole al pueblo un bienestar social.

Como se mencionó antes, estos países “populistas” han realizado reformas revolucionarias que modificaron el mapa de medios y de la concentración monopólica. Esto fue posible gracias a un estudio del campo de las comunicaciones en cada país, donde la libertad de empresa estaba delante de la libertad de prensa, y la comunicación es tenida en cuenta como un producto más.

Para consolidar el sueño de una América libre, es oportuno aunar en un mismo camino la economía y la comunicación; la premisa es encontrar la independencia en estas dos esferas que se encuentran minadas por empresas que tienen su dominio desde el inicio del neoliberalismo en la región. Sin embargo, no es lo único a tener en cuenta: los investigadores británicos Kevin Robins y James Cornford sostienen que hay una simbiosis entre economía (producción, distribución y consumo) y cuestiones culturales (significados, identidades y estilos de vida).

El mundo en el que vivimos está sesgado por la globalización y las alternativas que surgen para mostrar una nueva forma de pensar la realidad. Estas ultimas tienen su fundamento en el sueño de Adorno y Horkheimer, proponer una cultura alternativa con epicentro en cada realidad distinta, sin un patrón que seguir. Las formas alternativas de comunicación están pensadas para contraponerse al poderío de empresas multinacionales y los monopolios informativos que estas generan.

La glocalización es esa mirada alternativa que puede encontrar América Latina, ver el mundo con sus propios ojos, con sus propias propuestas, produciendo un esquema comunicacional donde las culturas autóctonas tengan preponderancia, donde los demás tengan un espejo para imitar, sin imposición ni autoritarismo, sino enseñando el camino a aquellos que quieran fortalecer sus gobiernos y sus comunicaciones, para empezar a pensar en un continente libre y parecido al que nuestros pueblos originarios y héroes de la patria se propusieron doscientos años atrás.

Manifestación a favor de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual

(Por Nicolás Ferrera)

Sostengo que la ley de medios sancionada el 10 de octubre de 2009 es lo mejor que nos pudo pasar en democracia. Tirar abajo la vieja "ley" de la dictadura (decreto mejor dicho), pone a nuestro país en el plano de un cambio de proceso, de traspaso entre la propiedad de los medios de comunicación en manos privadas a la apertura del espectro y la inserción en ellas de asociaciones y agrupaciones no gubernamentales o de afiliaciones políticas excluidas por el imperio comunicacional imperante.

De esta manera, desde este humilde blog y con la firmeza de haber apoyado esta ley desde que tome contacto con ella, manifiesto mi apoyo a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, para que otras voces puedan conocerse y que tengamos libertad en la elección al informarnos.

miércoles, 5 de mayo de 2010

La Sociedad de Mont Pélerin rosarina

(Por Nicolás Ferrera)

El trabajo de Perry Anderson cobra notable actualidad porque hace un recuento histórico del neoliberalismo, modelo económico e ideológico que surgió en plena Guerra Fría en Europa y América del Norte, donde predominaba el capitalismo. El primer planteamiento del sistema neoliberal fue estructurado por Friedrich Hayek, en su escrito “Camino de Servidumbre”,lo que se constituyo en la biblia de los preceptos del modelo que sustituiría al Estado de Bienestar.

En 1947 Hayek convocó a pensadores de ideología similar, promotores del fin de la intervención estatal, y configuraron la Sociedad de Mont Pélerin, lo que Anderson define como “una suerte de franco-masonería neoliberal, altamente dedicada y organizada, con reuniones internacionales cada dos años”; el objetivo era claro: la lucha contra el keynesianismo y el solidarismo, y congeñar un capitalismo mucho más duro para el futuro.

La hora que Hayek había esperado durante tanto tiempo había llegado; en 1973, cuando entra en crisis el viejo Estado de Bienestar, el momento de imponer las políticas neoliberales se abrieron paso en toda Europa y Estados Unidos.

Pero antes de seguir expandiéndonos sobre las desigualdades y monopolios que genera el neoliberalismo (prueba cabal en América Latina y África), hay que destacar que actualmente existe un grupo que opera de la misma forma que la Sociedad de Mont Pélerin, y es la Fundación Libertad.

En América Latina, el presidente de la fundación es Mario Vargas Llosa, y en Rosario es Gerardo Bongiovanni el alto mando de la misma desde su nacimiento en 1999. Desde entonces, esta institución de corte neoliberal, encumbrada bajo los preceptos de Adam Smith, viene dictando pautas económicas, políticas, sociales y culturales en la ciudad.

Desde sus inicios, la edición de libros y las conferencias internacionales han sido los caballitos de batalla de esta fundación para divulgar sus ideas en pleno proceso de privatizaciones y desguace del estado, y conviviendo con el modelo que proponía el socialismo de Hermes Binner. A partir de ahí, el rol que ocupó la institución fue “bajar linea” por los medios de comunicación y entre otras cosas, hacer un trabajo parecido al de corredores de bolsas: especular con la economía y crear un ambiente bursatil-comercial de control del dinero por parte de las empresas, para repercutir en los sectores políticos, sociales y culturales.

De esta forma, la Fundación Libertad se transformó en el núcleo reaccionario del neoliberalismo en Rosario, aceptado por el modelo socialista de turno, promulgado y defendido a ultranza por personajes de la derecha como Jose María Aznar, Mauricio Macri, Paricia Bullrich, Mariano Grondona, Carlos Melconian, Horacio Rodríguez Larreta, entre otros.

Para finalizar, dicen que una imagen vale más que mil palabras:




Grecia y Argentina: una mirada en el tiempo

(Por Nicolás Ferrera)

Vaya paradoja en Grecia, en el sentido de decir que el mundo a veces nos sorprende cuando en realidad no tiene porque hacerlo. No tendría que agarrarnos un frió tenebroso en la espalda que baja lentamente por la médula del sentido común de cada uno, sentido común que, en este caso, está escondido en algún lugar de nuestra memoria a corto plazo. Por que digo esto sin contextualizar (primer error), y la razon es que todos sabemos que pasa en Grecia, hayamos leído las noticias o no, hayamos visto las imágenes o no, todos sabemos que pasa en Grecia.

La pregunta es, entonces, ¿por qué lo sabemos?; la respuesta no voy a darla ahora, voy a proponer que la encontremos entre todos. Antes que nada, para contextualizar y ayudar a poder comprender mejor que es lo que sucede en el país helénico, quiero compartir con ustedes un texto que escribí a fines del año pasado sobre Grecia y el estallido social que se desató fuertemente en 2008, año de crisis mundial.

Exarhia y el levantamiento contra la democracia corrupta.

El texto de Castoriadis es un largo trabajo que por momentos confunde, pero nunca se aleja del objeto del escrito, que es la crisis que actualmente está atravesando el movimiento democrático. Desde los más remotos tiempos de las polis y las asambleas en las plazas griegas, en aquel país sureste del continente europeo se ha profundizado en estos últimos años la corrupción en el gobierno, con Costas Caramanlis (Primer Ministro) a la cabeza.

En unos de los pasajes del texto, el autor escribe: “en estas sociedades, el cierre del sentido se rompe, o por lo menos tiende a romperse. Esa ruptura (…) implica el rechazo de una fuente de sentido diferente a la actividad viva de los seres humanos. Implica, por lo tanto, la repulsa a toda “autoridad” que no rinda cuenta y razón, y que no justifique la validez del derecho de sus enunciados”. A partir de aquí surge la raíz de los acontecimientos en una sociedad griega que está desconforme con su clase política.

El sábado 6 de diciembre de 2008, estudiantes y grupos de liberación encabezaron una revuelta en Exarhia, un barrio de Atenas, manifestándose en contra del gobierno y sus políticas conservadoras, dejando desempleados y pobreza como nunca antes se hubiera imaginado. Además, este descontento social surge por la muerte de un joven de 15 años, que en una de las revueltas recibió un balazo por parte de los grupos antidisturbios y falleció en el acto.

En Grecia se está siendo testigo de un quiebre entre lo que es el histórico campo social, (regido bajo patrones parecidos a una monarquía más que una democracia), y un nuevo imaginario colectivo que esta siendo cimentado bajo una juventud descontenta con el poder político. Es claro que en Exarhia y en varios puntos del país helénico han dejado de producirse individuos sociales conformes a ella ya que, como aseguran varios especialistas, la estructura del sistema político e institucional en Grecia pertenece al siglo pasado.

Este atraso del sistema democrático en las tierras que lo vio nacer, crecer y desarrollarse como un espejo de justicia, parece recobrar un nuevo significado, y es la mismísima Grecia con sus hijos decepcionados por la realidad que les toca vivir quienes deben dar un giro al engranaje de la democracia, que ha perdido el hilo conductor de su historia por culpa de sus propios operadores: los políticos.

El texto detonante para mi análisis fue “la Democracia como procedimiento y régimen”, de Cornelius Castoriadis. En esa nota, escrita a fines del 2009, hay un recuento hasta ese momento de lo acontecido en Grecia durante el periodo de la muerte del estudiante hasta el descontento del pueblo griego con la dirección neoliberal que tomaba su propio gobierno, hundiendolos en una pobreza y desempleo como nunca antes vistos en aquel país, o al menos, como nunca antes se habia sentido tanta disconformidad en una nación del continente europeo.

Retomando la pregunta inicial “¿por qué lo sabemos?”, creo que es justo decir porque, perteneciendo a un país que ha estado bajo los escombros del mercado mundial, aplastado por los titanes de Washington y sus políticas de atraso, sometimiento y dependencia en todos las esferas: sabemos lo que pasa en Grecia porque lo vivimos en carne propia; sabemos lo que es salir a manifestarse y que la policia arriba de los caballos y con sus armas (imagen que se entremezcla con la época de la conquista europea, otra paradoja más y van...); sabemos lo que es el desempleo en pos de la ganancia del mercado, en beneficio de las multinacionales, a favor de la privatización, a favor del desguace del Estado, de la perdida en lo público, de perder el espacio de lucha, de torcer el brazo ante el más poderoso porque las armas con las que lucha uno y otro son desiguales.

Grecia parecía encaminarse a este principio o final, no se como llamarlo, pero de algo puedo estar seguro y es que el mundo no nos agarra de sorpresa, nos muestra en otros lugares, en otras superficies, en otras personas, en otras sociedades, lo que ya vivimos o estaremos por vivir. El ejemplo griego es el detonante que en Argentina sucedió algo similar en 2001, tras años de neoliberalismo impuesto en primer lugar por la dictadura y luego por el menemato, donde todo se incendiaba y ardia, mientras desde Washington alimentaban la hoguera, saqueando lo público, lo estatal, lo nuestro. Tenemos mucho que aprender de Grecia como parametro de una realidad vivida, y entender a la distancia temporo espacial que la única manera que esto no se repita es con politicas de estado fuertes.