Por Nicolás Ferrera

Sentimiento latinoamericano

“Una de las cosas que perdimos en Caseros, fue la costumbre de escribir y pensar como latinoamericanos. Bolívar, San Martín, Artigas, Moreno, Monteagudo, Rosas, etc. todos escribían y opinaban como americanos. Después de la caída de Rosas eso se terminó: como semicolonias, los países perdieron ese sentido americano.”
John William Cooke

sábado, 1 de enero de 2011

Obrigação


(Por Nicolás Ferrera)

La decadencia de las cosas cotidianas ha vinculado mi pasado con una nueva década que comienza (la del 2011). En el preciso momento en que eran las 24, la última hora del viejo año y la nueva del nuevo -valga la redundancia- automáticamente hice ese cambio témporo-espacial. Ese instante de lucidez fue el detonante de un anhelo que tengo desde hace tiempo: dejemonos de perder el tiempo y apoyemos este maravilloso proceso a nivel continental de la Patria Grande, un socialismo del Siglo XXI como le gusta decir al compañero Hugo Chavez. Entiéndase bien: solo podremos lograrlo si mantenemos la unión latinoamericana, la soberanía económica en cada región del continente -que será lograda a través de cambios progresivos, pero fuertes-, dando un fuerte impulso a la cultura de cada país; cada manifestación artística es la creación del pueblo, su autogestión, su fuerza de voluntad, sus pequeñas batallas diarias contra el discurso hegemónico mediático y las acciones reaccionarias de las corporaciones.

Solo podremos lograrlo si en cada espacio de este hermoso paraíso latinoamericano se reproduce la justicia y se fortalece la memoria. No hay otra manera de alcanzar este punto que no sea mediante el juicio y castigo a cada uno de los genocidas responsables de la desaparición de miles y miles de hermanos en cada rincón de esta Patria Grande. En Argentina este proceso comenzó en 2003, bajo la Presidencia de Néstor Kirchner, y actualmente continuado por Cristina Fernandez de Kirchner. No debería existir motivo alguno que evite el enjuiciamiento a los militares represores de los años 70 en todo el continente, ya que fueron los ejecutores de un plan cuidadosamente diseñado en las sombrías oficinas del Servicio de Inteligencia de los Estados Unidos que puso fin a los gobiernos democráticos latinoamericanos e impuso a la más cruenta de las dictaduras en la región.

La utilización de la dictadura como aparato masacrador, secuestrador, torturador y desaparecedor fue además con dos intenciones bien marcadas: 1) había que borrar del mapa al enemigo internacional: el comunismo/socialismo. Los Estados Unidos no iban a tolerar otra Cuba en América Latina, por eso primero derrocan y asesinan a Salvador Allende en Chile, y después comienza el largo derrotero por los países restantes. 2) Imposición de un modelo económico neoliberal: La guerra fría estaba más caliente que nunca, y los Estados Unidos no darían un paso atrás en la confirmación de sus políticas imperialistas más crudas; esto se tradujo en la implementación de un modelo neoliberal para las economías del sur, quienes serían destinatarios de los efectos de la pobreza, violencia, inseguridad, censuras, monopolios mediáticos, corporaciones, empresas extranjeras, deuda externa, Bancos Centrales al servicio del poder exterior, etc, etc.

En Argentina, el neoliberalismo barre con todas las conquistas obreras que alcanzó el país a partir del primer gobierno peronista (1946-1952). El terrorismo de Estado -primero- y los noventas -después- fueron el apoyo a esas políticas dictadas y controladas bajo la tutela de Washington. Es por eso que hace falta -como dijo JP Feinmann hace unos días- "dejarse de joder y apoyar el proyecto", y hago extensivas estas palabras al gran momento latinoamericano que estamos viviendo, que estamos siendo protagonistas, jugandole una parada brava al FMI que arrasa con todo lo que ve en la vieja Europa. Faltan cosas, si. Se puede estar mejor, si. Pero para eso es necesario respaldar este momento, volver a los trabajos de bases, de organización popular, moverse, expresarse, combatir, dar pelea, permanecer inquebrantables y firmes a eso que queremos: la unión latinoamericana para consolidar un camino emancipador de justicia, soberanía económica y políticas de Estado inclusivas, para reforzar el espacio público.

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